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viernes, 31 de julio de 2009

Un poema para los trenes


Ayer no más fue el centro de la pequeña aldea,
el caudal de noticias y canciones,de rostros y canastos,de adioses y hasta siempre.
Hoy llora sus tristezas junto a un tren que es como un barco naufragando en la niebla.
Sus bodegas no guardan las cosechas de antaño:
el anís y la cebolla el trigo y la castaña, el invierno y la muerte.
El jefe de estación y los señalizadores juegan al naipe por una eternidad.
Vieja casa de humos y pitazos,de encomiendas y penurias,
aquí te dejo mi equipajede amores olvidados
y húmedas congojas.




De una chilena anonima